Comienza el derribo de la barrera metálica que separa el recinto y la ciudad
18.12.2010 -
Una mujer fotografía a su pareja en el tramo de la valla retirado ayer por la autoridad portuaria. ::SALVADOR SALAS
No es una grúa especialmente grande, ni una maniobra complicada. Apenas unos minutos en el aire para aterrizar de nuevo en tierra. Pero el movimiento del brazo articulado que ayer desmontó el primer tramo de la verja del puerto tiene una enorme carga simbólica. Supone el principio del fin de un debate con décadas de historia (solo el plan especial de reforma arrancó hace más de diez años), sobre la posibilidad, hoy ya casi realidad, de que el recinto pasara a formar parte de una ciudad que ha vivido de espaldas al mar durante demasiado tiempo.
El paso quedará despejado y de uso peatonal en el plazo de dos meses, para conectar directamente la plaza de la Marina con el muelle dos, donde ya casi han culminado las obras del palmeral, la pérgola y los edificios que albergarán una estación marítima y la nueva sede del Aula del Mar. El tramo de rejas que se retirará ahora, de unos cien metros, es el situado entre el Instituto de Estudios Portuarios y el primer semáforo del Paseo de los Curas, donde solo quedarán los cuatro conjuntos de columnas, como referente visual de la entrada al recinto portuario desde el casco histórico de la ciudad.
Las estructuras de forja serán restauradas y se volverán a colocar en otro punto del recinto, concretamente en una zona cercana a la Farola, en el muelle uno, donde será necesario marcar la división entre los usos portuarios y ciudadanos, tal y como explicó el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Linde.
Reordenación del tráfico
Los cambios también incluyen una reordenación del tráfico. El acceso de vehículos a las instalaciones portuarias ya se ha trasladado a la puerta situada al final de la Alameda de Colón, mientras que el semáforo ubicado junto a la estación de autobuses se trasladará unos metros, para ubicarlo más cerca de la plaza de la Marina y facilitar el tránsito de los ciudadanos entre ambos lados. La acera conservará el actual pavimento de adoquines de granito, aunque se establecerá una superficie en rampa para eliminar la barrera arquitectónica que supone el bordillo.
El proyecto contempla además la demolición de las aceras exteriores e interiores, la preinstalación de alumbrado, la construcción de isletas, pavimentación, marcas viales, señalización y jardinería.
Al acto celebrado ayer asistió la delegada del Gobierno andaluz en Málaga, María Gámez, quien calificó la retirada de la verja como «un momento histórico», y destacó el avance que supone la integración de la ciudad y su puerto. Coincidió en la valoración con la del presidente de la Autoridad Portuaria: «La reja que se tira, el frontal que se va hacer, es lo que mejor simboliza la permeabilidad puerto-ciudad», sentenció.
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