viernes, 20 de marzo de 2009

Nueva piel para la Catedral (La Opinión)

Las bóvedas del techo catedralicio lucen ya la envoltura que librará al Templo Mayor de las goteras y humedades y solucionará el problema de las condensaciones.

ALEJANDRA GUILLÉN. MÁLAGA La Catedral de Málaga luce en sus alturas muy rejuvenecida. La colocación de una segunda piel en el tejado es la responsable del radical cambio de imagen del Templo Mayor, cuyo ´cielo´ está ya experimentando las ventajas de la cirugía constructiva de las empresas constructoras Hermanos Campano y Javier Dávila, que se han encargado de cumplir el reto de acabar definitivamente con el problema de las goteras y humedades.
"Las obras han avanzado a muy buen ritmo y ya están casi acabadas", afirma muy feliz el deán de la Catedral, Francisco García Mota, por la pronta finalización de los trabajos. De hecho, ya se ha culminado el 90 por ciento de la actuación, que ha solventado los dos grandes escollos que padecía el techo de La Manquita: la falta de impermeabilidad frente a las lluvias y las condensaciones producidas al disiparse el vapor de agua.
Capa sobre capa hasta crear una membrana compuesta por cinco láminas. El techo catedralicio es un claro ejemplo de la denominada ´albañilería científica´, a través de la cual se han ido superponiendo los estratos y, como un puzzle, todas las piezas han encajado.

Capas. Este forro, que se ha levantado unos 40 centímetros sobre las 23 bóvedas catedralicias para mejorar la ventilación y evitar las condensaciones, está formado por varias capas, comenta el aparejador de la Catedral, Fernando Ramos. "Una aislante, otra de tabiquillos perforados para facilitar la ventilación, unos rasillones, una imprimación asfáltica y una bicapa de plomo y asfáltica forman el conjunto de esta envoltura, a la que se le ha aplicado una capa de protección de mortero y solería de ladrillo aplantillado", explica Ramos, quien destaca que todos los morteros de sujeción son "muy elásticos".
Cobre. Esta minuciosa obra está en la actualidad en la fase final, acabando los trabajos en la zona de los cubillos, de los que se han eliminado los tejadillos de ladrillo y se han sustituido por "unas coberturas de láminas de cobre engatilladas", con una cubierta a cuatro aguas, detalla el aparejador.
Otras de las actuaciones en el techo para acabar con las filtraciones han sido la construcción de unos canales de desagüe para evacuar las aguas al exterior y la sustitución de los casetones de madera que guardan los cabrestantes, por otros "cilíndricos de cobre truncados".

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