El Limonar también llora (SUR)

Los vecinos de la calle Sierra de Grazalema critican el abandono municipal. Exigen el arreglo de la rotonda y de la fuente de piedra que esculpió Miguel Berrocal, y el ajardinamiento de las medianas y glorietas

10.06.2010 -

ANTONIO ROCHE

MÁLAGA.

En el plato de la fuente-escultura de Berrocal hay basura y un cajón abandonado. :: SALVADOR SALAS

El descontento de los malagueños con el Ayuntamiento por el estado de abandono de ciertas zonas de la ciudad parece que no es exclusivo de las barriadas más populares o humildes. Pinos del Limonar, una urbanización cara que fue construida por Edipsa a finales de los años ochenta, presenta síntomas de dejadez, a pesar de que en su origen fue un lugar soñado para vivir.

Los vecinos culpan de ese abandono al Ayuntamiento, y fuentes municipales responden que existe una entidad de conservación, a la que le corresponde su mantenimiento. Unos por otros y la casa sin barrer.

Los poblemas se concentran en la calle Sierra de Grazalema, que discurre por mitad de la urbanización. Lo que antes era una mediana y dos rotondas ajardinadas con un cuidado césped ahora es un erial, con matojos secos altos y basura. Precisamente, el mismo día en que se hacía este reportaje aparecieron seis operarios para desbrozar la maleza.

Pancartas retiradas

Eso ocurría días después de que los vecinos, cansados por la desidia municipal, colocaran cartelones en la calle con leyendas de protesta y en contra del alcalde. «Las pancartas duraron pocas horas porque vino la Policía Local y las retiró», afirmó Pedro Fernández, vicepresidente de la comunidad de propietarios Los Olivos.

Entre los matojos se acumula la basura: bolsas de plásticos, latas de refrescos, botellas vacías, papeles... Y se convierte en un lugar propicio para los roedores. Hay varios alcorques vacíos, y un árbol caído ha permanecido en la acera durante varias semanas.

La apertura de la autovía -Rondad Este- convirtió a Sierra de Grazalema en una calle de paso para los automovilistas. Según las mediciones periódicas de Tráfico, por aquí pasan cerca de 15.000 vehículos diarios, «lo que deja de ser un vial privado para convertirse en una calle pública», opinó Pedro Fernández.

Casi todas las críticas se centran en el estado de abandono de la rotonda situada en la parte baja de Sierra de Grazalema. Allí, el promotor creó un espacio ajardinado con una fuente-escultura de piedra como eje central, realizada por el artista Miguel Berrocal. Fue un plus que el promotor le concedió a la urbanización.

Hoy en día, a la obra de Berrocal le faltan piezas -han sido arrancadas por los vándalos-, no funciona el surtidor y en el plato de la fuente flota basura y un cajón de mandera sobre aguas pestilentes. «Es una pena que esta escultura de Berrocal se encuentre así de abandonada», lamentó el vecino de Los Olivos.

La fuente tiene continuidad con un surco descendente entre placas de mármol, que llega hasta final de la calle flanqueado por dos paseos del mismo material. Los matojos han crecido en el surco, las paredes están pintadas y las losetas de mármol se encuentran destrozadas por el continuado uso de los monopatines. Hasta el mosaico de Ruiz de Luna que se colocó en esta gran rotonda recordando que la urbanización fue inaugurada en 1989 por el entonces alcalde de Málaga, Pedro Aparicio, ha sufrido la acción de los vándalos.

Impuestos altos

En los primeros años, la entidad de conservación se encargaba del cuidado de estos espacios públicos, pero de un tiempo a esta parte parece también desentenderse del mantenimiento más básico. Los vecinos argumentan que pagan impuestos altos -700 euros de IBI por un piso- por lo que el Ayuntamiento debería de asumir su conservación al tratarse de un espacio público para disfrute de todos los malagueños, no sólo de los residentes de Pinos del Limonar.

En varias ocasiones se han reunido con la delegada del Distrito Este, Teresa López. «Ella tiene mucha voluntad. Nos atiende muy bien, pero aquí seguimos: igual que siempre», se quejó Pedro Fernández.