sábado, 12 de enero de 2008

Decenas de empresas se ven obligadas a reducir su plantilla por la caída de la construcción. Marbella (SUR)


El volumen de obras es cuatro veces menor que hace cinco años, a la luz de la reducción del 76 % de los ingresos municipales por el ladrillo. Las grandes reformas o las nuevas edificaciones, antes más cuantiosas, escasean en la ciudad frente a las actuaciones menores en inmuebles
Juan Carrillo, empresario de la construcción que lidera la empresa familiar que lleva su nombre, conoce al dedillo los altibajos por los que ha pasado y sigue pasando el sector del ladrillo en Marbella. «Se nota mucho que está muy paralizado, pero no de ahora mismo sino desde hace años», señala mientras despacha otros asuntos en su nave de El Ingenio, en San Pedro Alcántara. Dice sin titubear que los últimos cinco años han sido, sin duda, los peores de una mala racha que está azotando por igual a las pequeñas y medianas empresas que hacían caja con las reformas de pisos y chalés y con obras menores pero igualmente valiosas.El negocio de éstas, no sólo el de las vastas promotoras inmobiliarias que impulsan grandes urbanizaciones, también ha caído y para salvar los muebles hasta que el panorama remonte decenas de empresas del sector del ladrillo se han visto obligadas a reducir drásticamente la plantilla. Es su caso. Del medio centenar de empleados con los que llegó a contar en algún momento Juan Carillo ha pasado a tener diez o doce, dependiendo de las necesidades.
Clientela
No sólo se ha reducido la cantidad de obras. Carrillo advierte de que también se ha notado un cambio en el tipo de clientela. «El tipo de cliente que más convenía, que era el más pudiente, era el que compraba una casa nueva y la reformaba entera. Ahora no hay de ése, ahora se conforman con cómo es o sólo hacen pequeñas reformas», añade. Los precios también se reducen para hacer frente a la competencia desleal, a los obreros que realizan pequeñas chapuzas pero que no están dados de alta como empresarios. «Nos están comiendo por abajo y por arriba, adonde no llegamos porque son promotoras fuertes», apunta Carillo, que espera que este bache se acabe a medio plazo. Menos pesimista se muestra Salvador Tineo, de la empresa José Tineo e Hijos de materiales de construcción, que confía en que el nuevo Ayuntamiento empiece a dar nuevos permisos de obra para que la crisis remonte. Asegura que el parón de la construcción se ha ido notando «poco a poco» y que afecta por igual tanto a las pequeñas empresas del ladrillo como a las grandes promotoras. «Hemos tenido que reducir un poco la plantilla», reconoce el propietario de esta empresa, que da servicio a Marbella, San Pedro Alcántara y Estepona, especialmente a constructoras más modestas.Es una situación palpable con sólo echar un vistazo. Ni las grúas ocupan ya masivamente el horizonte ni los martillos y los taladros son la estridente banda sonora diaria de miles de vecinos. Tampoco las calles están llenas de cubas para depositar escombros, como podían verse antaño, ni las empresas del ladrillo hacen parada y fonda en la ciudad, con viajes de ida y vuelta jornada tras jornada y furgonetas repletas de peones.
Patronato Provincial
Los datos constatan esta tendencia. El volumen de obras y construcciones en la ciudad ha caído en picado en los últimos cinco años. Se trata de una circunstancia no sólo visible sino constatable a través del indicador más objetivo: los ingresos municipales por el impuesto de construcciones, instalaciones y obras, conocido como ICIO. La recaudación por este concepto se ha desplomado desde 2003, año en que el Patronato Provincial de Recaudación cerró el ejercicio con un montante de 13,8 millones de euros sólo por este tributo, mientras que en 2007 se ha situado en los 3,2 millones de euros; un 76 por ciento menos o cuatro veces menos en un lustro. «Los datos son significativos, porque si ya en 2006 la recaudación era mala, en concreto de cuatro millones, aún se ha bajado un 20 por ciento más este año», señalan desde el Patronato, organismo dependiente de la Diputación de Málaga que tiene delegada desde el 95 la gestión y cobro de los impuestos y tasas municipales. Dos causas están principalmente detrás de este parón en la actividad no sólo urbanística, la de las grandes urbanizaciones o promociones inmobiliarias, sino también en la de las pequeñas chapuzas, como se conocen popularmente, que tenían terreno abonado especialmente en los chalés de los residentes o en nuevos inquilinos que querían redecorar las viviendas a su gusto. Por una parte, desde los sindicatos UGT y Comisiones Obreras (CC.OO.) aluden a la crisis generalizada en el sector del ladrillo que se está viviendo a nivel nacional y de la que Marbella, pese a ser considerada tradicionalmente abanderada de la construcción, no ha salido ilesa, especialmente en el último año. El otro frente es uno de los grandes problemas enquistados en la ciudad en los últimos años: la ausencia de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que regule el sector y que, endurecidas en los últimos meses las medidas contra las construcciones ilegales, está provocando un impás en el sector del ladrillo. «Todas las obras y reformas tienen que pasar por el ICIO y si no hay un Plan muchas de ellas no pueden hacerse», apuntan desde el Patronato Provincial de Recaudación.

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