Fondos soberanos -instrumentos de inversión estatales- de Dubai y China se han acercado a los administradores concursales de Martinsa-Fadesa, inmobiliaria que presentó la suspensión de pagos este verano, para interesarse por diferentes promociones y suelo propiedad de la compañía.
A pesar del interés de ambos instrumentos inversores estatales, aún no han llegado a un acuerdo porque el dinero que ofrecen no cubre las hipotecas que pesan sobre esos activos, según fuentes de la administración concursal.
La última palabra la tendrían los bancos acreedores de Martinsa porque son ellos los que tendrían que aceptar una quita sobre la deuda, según esas mismas fuentes.
Esta no es la primera vez que el fondo dubaití se interesa por una inmobiliaria española. El instrumento inversor de aquel Estado negoció durante semanas la compra de Inmobiliaria Colonial, aunque al final canceló las dos ofertas que hizo por la compañía porque los accionistas de esta no lograron ningún acuerdo con sus bancos acreedores.
Martinsa-Fadesa presentó un concurso de acreedores voluntario, es decir, suspendió pagos, cuando fracasó su solicitud al Instituto de Crédito Oficial (ICO) de un préstamo de 150 millones de euros para impulsar varios proyectos en el extranjero, requisito indispensable que firmó con las 45 entidades financieras con las que refinanció 4.000 de los 5.200 millones que adeudaba.
El presidente de la compañía, Fernando Martín, solicitó al ICO esta inyección de liquidez, pero el Instituto descartó aprobar la ayuda. Su argumento fue que la labor de este órgano no es ayudar a empresarios a pagar deudas, como valoró en las intenciones de Martinsa, sino financiar proyectos empresariales.
Una de las razones que explican el fuerte endeudamiento de Martinsa es su agresiva política de compras antes de que explotase la 'burbuja' inmobiliaria. En marzo de 2007, Fernando Martín, empresario y ex presidente del Real Madrid, junto con su socio Antonio Martín, anunciaron la compra de la inmobiliaria de Manuel Jove, Fadesa, por 2.209 millones de euros. Cada acción les costó 35,70 euros entonces, un precio muy superior a los siete euros que valían el día que Martinsa-Fadesa se declaró en bancarrota.
A pesar del interés de ambos instrumentos inversores estatales, aún no han llegado a un acuerdo porque el dinero que ofrecen no cubre las hipotecas que pesan sobre esos activos, según fuentes de la administración concursal.
La última palabra la tendrían los bancos acreedores de Martinsa porque son ellos los que tendrían que aceptar una quita sobre la deuda, según esas mismas fuentes.
Esta no es la primera vez que el fondo dubaití se interesa por una inmobiliaria española. El instrumento inversor de aquel Estado negoció durante semanas la compra de Inmobiliaria Colonial, aunque al final canceló las dos ofertas que hizo por la compañía porque los accionistas de esta no lograron ningún acuerdo con sus bancos acreedores.
Martinsa-Fadesa presentó un concurso de acreedores voluntario, es decir, suspendió pagos, cuando fracasó su solicitud al Instituto de Crédito Oficial (ICO) de un préstamo de 150 millones de euros para impulsar varios proyectos en el extranjero, requisito indispensable que firmó con las 45 entidades financieras con las que refinanció 4.000 de los 5.200 millones que adeudaba.
El presidente de la compañía, Fernando Martín, solicitó al ICO esta inyección de liquidez, pero el Instituto descartó aprobar la ayuda. Su argumento fue que la labor de este órgano no es ayudar a empresarios a pagar deudas, como valoró en las intenciones de Martinsa, sino financiar proyectos empresariales.
Una de las razones que explican el fuerte endeudamiento de Martinsa es su agresiva política de compras antes de que explotase la 'burbuja' inmobiliaria. En marzo de 2007, Fernando Martín, empresario y ex presidente del Real Madrid, junto con su socio Antonio Martín, anunciaron la compra de la inmobiliaria de Manuel Jove, Fadesa, por 2.209 millones de euros. Cada acción les costó 35,70 euros entonces, un precio muy superior a los siete euros que valían el día que Martinsa-Fadesa se declaró en bancarrota.
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