martes, 25 de noviembre de 2008

Los gases que ensucian una piedra muy cara (Málaga Hoy)


Mientras se convierten en peatonal las calles Molina Lario y Postigo de los Abades, el Ayuntamiento estudia quitar de la Catedral la parada de autobuses turísticos

Un total de 1,13 millones de euros costó hace tres años la limpieza de las fachadas sur, este y norte de la Catedral de Málaga. Durante más de año y medio la empresa Volconsa saneó la piedra, reparó sus daños y quitó la costra negra que se forma principalmente en las partes altas del monumento debido, entre otros factores, a la contaminación del tráfico. El Ayuntamiento contempla, en la segunda etapa del plan de peatonalización, cerrar al tráfico rodado las calles que circundan el primer templo de la ciudad. Pero este proyecto aún no tiene fecha. Por ello, desde el Consistorio se estudia minimizar el impacto de los vehículos y quitar de la fachada sur la parada de los autobuses turísticos como primera medida.

Aunque las ordenanzas obligan a los autobuses a parar en la estación si es para una estancia larga, como subraya el concejal de Movilidad Juan Ramón Casero, se pretende "trasladar a la espalda del Rectorado a estos vehículos si es para la subida y bajada de viajeros". Esto supondría desviar el flujo de autobuses hasta un entorno cercano al itinerario turístico sin tener que estar junto a la pared de uno de los monumentos principales de la ciudad.

Sin embargo, no se podrá actuar al respecto hasta que se quite la grúa que está situada junto a la calle Cañón y que se utiliza para proveer de materiales los trabajos en la cubierta de la Catedral. "Ahora mismo pensar en eliminar el tráfico es imposible porque tienen que entrar los camiones para la obra", dice Casero.

Álvaro Mendiola fue, junto a Fernando Ramos, coautor del proyecto de limpieza que se llevó a cabo en 2005. El arquitecto asegura que lo que más afecta al deterioro de la piedra del templo es el agua y la condensación de la humedad. No obstante, "los escapes de los vehículos de motor favorecen la formación de sales en disolución del agua que penetra en la piedra, estas sales cristalizan y así es como se deteriora la piedra, que se areniza", explica Mendiola. Es decir, que cuando el agua entra en la piedra con sales disueltas se consolida. La costra negra que los restauradores de la empresa Volconsa tuvieron que afanarse en quitar es un elemento característico de la contaminación y "si la piedra está labrada se pierde la capa final y las formas de los elementos labrados", añade el arquitecto. Las cornisas superiores son las que padecían más este tipo de suciedad producida por la mezcla de contaminación con el agua. "La Catedral de Málaga está rodeada de calles con tráfico y eso hace que se ensucie", subraya Álvaro Mendiola, que señala que "lo suyo es que los vehículos estuvieran más lejos, los autobuses podrían aparcar en el Puerto".

No obstante, la piedra de la Catedral estaba protegida con una pátina de origen -de su fecha de construcción- que cerraba los poros gracias a una cal coloreada que se intentó conservar en la última limpieza. Esto y una reducción de la emisión de gases alrededor del monumento preservarán un poco más la vida y el buen aspecto de estas piedras centenarias.

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