Tras los últimos sucesos, y pese al mes de filtraciones, la Junta dice que la lluvia les sorprendió y triplican el número de obreros · Un responsable de la empresa subraya que el problema no fue la falta de materiales
La lluvia en Nuevo San Andrés ha sorprendido a la Junta de Andalucía, según declaró ayer la delegada de Vivienda y Ordenación del Territorio, Josefa López, que no se sabe por qué dice que esperaba una "bonanza meteorológica" en la capital malagueña. Pero nada más lejos de la realidad, tras el paso del tornado, la lluvia ha persistido de forma intermitente y los daños materiales en domicilios particulares crecen por día. Ahora la reacción por parte de la administración autonómica ha sido reforzar el número de trabajadores para acortar los plazos de las reparaciones en cubiertas.
Vecinos afirman que sus casas llevan un mes mojándose, "cada vez que llueve". Tras los cortes de tráfico en la Avenida de Europa, el pasado martes, después de otro chaparrón, López anunció ayer que la empresa que lleva a cabo los trabajos de rehabilitación (Hexa) triplicará la plantilla de obreros en Nuevo San Andrés, que pasará de 40 a 150 trabajadores.
Según afirmó, desde que deje de llover, los trabajos estarán concluidos en seis semanas, cuando en las últimas cuatro apenas se han completado un 15% de las reparaciones, como ayer confirmó el propio jefe de obra del proyecto, Daniel de Haro. En este sentido, un técnico de la Junta subrayó que aunque hace un mes del paso del tornado [1 de febrero], los "trabajos reales" comenzaron el pasado 18 de febrero, más de dos semanas después, anteriormente dice que "sólo se realizaron medidas preventivas".
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, explicó a los vecinos que el martes cortaron la Avenida de Europa durante toda la jornada, que la falta de materiales había ralentizado las reparaciones. Sin embargo, De Haro manifestó ayer que éste no había sido el problema, pues las piezas que faltaban sólo eran remates finales. Así, parece que el problema real era una carencia de mano de obra, que según López se reforzará con vecinos de Nuevo San Andrés. "El personal de la propia barriada podrá realizar labores de peonaje", afirmó.
Los 11 edificios que conforman este barrio del distrito de Carretera de Cádiz, donde viven unas 20.000 personas, tienen problemas en sus cubiertas. Desde el paso del tornado, los trabajos de reparación se iniciaron sólo en dos de ellos, según Raúl Jiménez, director del distrito. En el resto básicamente se instalaron lonas para evitar que el agua pudiese seguir entrando. Medidas preventivas. Sin embargo, las últimas lluvias fuertes, caídas durante la madrugada del pasado lunes, provocaron nuevas filtraciones. Los dos tejados con su reparación inconclusa no fueron los únicos afectados, pues los toldos cedieron y también hubo inundaciones en el resto.
La mayoría de tejados de Nuevo San Andrés son de cemento y amianto, comúnmente llamados "de uralita" por ser la marca de la que era su principal fabricante. La fibra de amianto está considerado un material tóxico. Es inocuo cuándo está entero, pero es peligroso si puede soltar polvo. Por este motivo, está prohibido en Europa y hay reclamaciones de prohibirla a nivel mundial, aunque muchos edificios cuentan todavía con este material. Su retirada requiere un protocolo especial, como explica el propio Jiménez. Según dice, hay que quitarla por tramos de al menos 20 metros, al menos así se está realizando en Nuevo San Andrés. Por este motivo, en los dos edificios donde se estaba actuando, la lluvia sorprendió con gran parte de la cubierta sin tejado. "El agua se filtró por esta zona pero corrió por todo el tejado y afecto a partes donde sí había uralita. Es el motivo por el que muchos vecinos que no se mojaron con el tornado, sí han tenido ahora goteras".
En Nuevo San Andrés los vecinos han retirado todos sus vehículos para que las grúas puedan entrar para actuar en todos los edificios a la vez. Sólo hay que esperar a que escampe.
La lluvia en Nuevo San Andrés ha sorprendido a la Junta de Andalucía, según declaró ayer la delegada de Vivienda y Ordenación del Territorio, Josefa López, que no se sabe por qué dice que esperaba una "bonanza meteorológica" en la capital malagueña. Pero nada más lejos de la realidad, tras el paso del tornado, la lluvia ha persistido de forma intermitente y los daños materiales en domicilios particulares crecen por día. Ahora la reacción por parte de la administración autonómica ha sido reforzar el número de trabajadores para acortar los plazos de las reparaciones en cubiertas.
Vecinos afirman que sus casas llevan un mes mojándose, "cada vez que llueve". Tras los cortes de tráfico en la Avenida de Europa, el pasado martes, después de otro chaparrón, López anunció ayer que la empresa que lleva a cabo los trabajos de rehabilitación (Hexa) triplicará la plantilla de obreros en Nuevo San Andrés, que pasará de 40 a 150 trabajadores.
Según afirmó, desde que deje de llover, los trabajos estarán concluidos en seis semanas, cuando en las últimas cuatro apenas se han completado un 15% de las reparaciones, como ayer confirmó el propio jefe de obra del proyecto, Daniel de Haro. En este sentido, un técnico de la Junta subrayó que aunque hace un mes del paso del tornado [1 de febrero], los "trabajos reales" comenzaron el pasado 18 de febrero, más de dos semanas después, anteriormente dice que "sólo se realizaron medidas preventivas".
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, explicó a los vecinos que el martes cortaron la Avenida de Europa durante toda la jornada, que la falta de materiales había ralentizado las reparaciones. Sin embargo, De Haro manifestó ayer que éste no había sido el problema, pues las piezas que faltaban sólo eran remates finales. Así, parece que el problema real era una carencia de mano de obra, que según López se reforzará con vecinos de Nuevo San Andrés. "El personal de la propia barriada podrá realizar labores de peonaje", afirmó.
Los 11 edificios que conforman este barrio del distrito de Carretera de Cádiz, donde viven unas 20.000 personas, tienen problemas en sus cubiertas. Desde el paso del tornado, los trabajos de reparación se iniciaron sólo en dos de ellos, según Raúl Jiménez, director del distrito. En el resto básicamente se instalaron lonas para evitar que el agua pudiese seguir entrando. Medidas preventivas. Sin embargo, las últimas lluvias fuertes, caídas durante la madrugada del pasado lunes, provocaron nuevas filtraciones. Los dos tejados con su reparación inconclusa no fueron los únicos afectados, pues los toldos cedieron y también hubo inundaciones en el resto.
La mayoría de tejados de Nuevo San Andrés son de cemento y amianto, comúnmente llamados "de uralita" por ser la marca de la que era su principal fabricante. La fibra de amianto está considerado un material tóxico. Es inocuo cuándo está entero, pero es peligroso si puede soltar polvo. Por este motivo, está prohibido en Europa y hay reclamaciones de prohibirla a nivel mundial, aunque muchos edificios cuentan todavía con este material. Su retirada requiere un protocolo especial, como explica el propio Jiménez. Según dice, hay que quitarla por tramos de al menos 20 metros, al menos así se está realizando en Nuevo San Andrés. Por este motivo, en los dos edificios donde se estaba actuando, la lluvia sorprendió con gran parte de la cubierta sin tejado. "El agua se filtró por esta zona pero corrió por todo el tejado y afecto a partes donde sí había uralita. Es el motivo por el que muchos vecinos que no se mojaron con el tornado, sí han tenido ahora goteras".
En Nuevo San Andrés los vecinos han retirado todos sus vehículos para que las grúas puedan entrar para actuar en todos los edificios a la vez. Sólo hay que esperar a que escampe.
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