jueves, 16 de abril de 2009

«Se acabó el lujo» (SUR)

El desalojo se llevó a cabo de madrugada y sin incidentes en medio de un amplio dispositivo de seguridad desplegado por la Guardia Civil y la Policía Local Los ocupantes regresaron a las viviendas sociales de Molino de Viento, aunque volvieron en varias ocasiones para recuperar sus pertenencias

Se acabó la ocupación de los 34 apartamentos de la urbanización Golden Hills de Mijas Costa. Las familias que tomaron el complejo volvieron ayer a la realidad, que no es otra que apretarse en alguna de las 25 viviendas sociales de Molino de Viento con el resto de sus parientes. Apenas dos días ha durado la aventura. «Se acabó el lujo», comentaba uno de ellos tras abandonar el inmueble.
La versión oficial habla de «desalojo voluntario», término que no comparten las familias gitanas que el domingo se instalaron en esta promoción, vacía desde que se construyó a mediados de 2007. Sea como fuere, lo cierto es que el complejo residencial vuelve a estar deshabitado y vacío, ya que en la tarde de ayer operarios sacaron las pertenencias de la mayoría de sus ocupantes, como colchones, mantas, ropa e incluso sofás. Además, repararon las cerraduras dañadas.
El desalojo se produjo de forma escalonada durante la madrugada de ayer. En torno a la medianoche, un primer grupo decidió abandonar el inmueble 'motu proprio', preocupados por las consecuencias que la ocupación les podría acarrear, sobre todo después de que la Fiscalía de Málaga decidiera tomar cartas en el asunto ante el cariz que estaba adquiriendo la situación.
Pasadas las tres de la madrugada, un segundo grupo salió para llevar a los niños a Molino de Viento y, cuando volvieron, se toparon con varias unidades de la Guardia Civil y la Policía Local que les impidieron entrar. Un despliegue que fue a más a partir de las seis de la mañana, cuando se personaron en la zona hasta ocho vehículos de la Benemérita pertenecientes al Cuartel de Mijas y a la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de Málaga, además de varias patrullas de la Policía Local.
Vigilancia privada
«He salido a las siete a llevar a mis hijos al colegio y después ya no me han dejado pasar», comentaba María a las puertas del recinto, donde se agolparon al menos una veintena de personas reclamando que les permitieran volver a los pisos «al menos, para recuperar las cosas». Para entonces también estaban custodiando ya los accesos una decena de empleados de la empresa de seguridad contratada por la propietaria del inmueble, quienes pudieron constatar los «destrozos causados» en el interior.
Pese a que los ánimos llegaron a caldearse en algunos momentos, no se produjeron incidentes, ya que las familias optaron finalmente por marcharse. Eso sí, advirtiendo de que volverán por sus cosas. «Os vamos a dar trabajo para mucho tiempo», espetaron a los vigilantes.
Tal y como informó ayer este periódico, la intención de la sociedad a la que pertenece la promoción es mantener la vigilancia de forma permanente. Por su parte, los Cuerpos de Seguridad seguirán patrullando la zona durante los próximos días para evitar que se puedan repetir los hechos o algún tipo de incidencia similar.
Mientras tanto, los ocupantes regresaron a Molino de Viento, donde llegan a convivir hasta 30 miembros de una misma familia en un piso de dos dormitorios. «Así no se puede vivir, por eso pedimos que nos ayuden de alguna forma», relataba Víctor. Una petición que pretenden hacer llegar en los próximos días a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Mijas.

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