martes, 28 de julio de 2009

Rehabilitación con vocación en pleno casco histórico de Málaga (La Opinión)

El profesor de Historia del Arte de la UMA Francisco Rodríguez Marín visita las casas sin protección rehabilitadas por el promotor granadino Armando Robles


Molinillo del Aceite, 4. Armando Robles (izquierda) junto al profesor Francisco Rodríguez Marín en el patio de la casa rehabilitada. la opinión

ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA El pasado mes de marzo, el suplemento de Economía de La Opinión ofrecía un reportaje sobre un ´insólito´ promotor y constructor granadino, Armando Robles, de Inmozona, que realizaba la rehabilitación total de edificios del Centro Histórico que la normativa malagueña le permitía derribar.
Tras la publicación, Francisco Rodríguez Marín, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Málaga y responsable de la revista de historia y patrimonio de Málaga ´Isla de Arriarán´ se interesó por esta práctica tan poco frecuente en Málaga y esta semana visitó algunos de los edificios rehabilitados.
Armando Robles, explicó al profesor que tomó la iniciativa de convertirse en constructor por la pésima experiencia con algunas constructoras malagueñas, una de las cuales arrambló con las piezas más valiosas de una casa de calle Carretería, en la que finalmente ha tenido que realizar la rehabilitación parcial en lugar de total. En el patio de la vivienda se encuentran las columnas dieciochescas, la mayoría segadas, salvadas del ´arrasamiento´.
Una de las actuaciones más espectaculares puede verse en el número 4 de la calle Molinillo del Aceite. Cuesta creer que este edificio del XVIII, con remodelaciones del XIX, no contara con ninguna protección arquitectónica. El promotor se ha molestado en mantener todos los elementos de la vivienda, incluida una espectacular claraboya en el patio, reproducción del original en metacrilato, ante la prohibición del cristal, aunque con la estructura metálica original.
La torre que corona la casa, casi un ´palomar´, mantiene los huecos de ventanas originales mientras que el elegante patio de entrada se ha conservado tal cual.
El mismo proceso ha seguido con un pequeño edificio de la calle Peña y con el número 1 de la calle Álvarez, con las vigas originales de madera de Flandes y un ascensor acristalado para no quitar luminosidad al patio central. En todos los pisos se mantienen las antiguas baldosas hidráulicas.
En opinión de Robles, rehabilitar ´con vocación´ y con materiales de calidad es la única solución para superar la crisis de la construcción en los cascos históricos. "Mi pisos se venden, suelen comprarlos clientes con ingresos medios y altos que suelen regresar al Centro Histórico de Málaga", cuenta.
Para el profesor Rodríguez Marín, el rescate de estos edificios del Centro Histórico ´oficialmente desahuciados´ por la normativa "debería escocer y ayudar a crear conciencia para que cundiera el ejemplo en Málaga, porque es un trabajo muy poco común".
La revista ´Isla de Arriarán´ publicará en su próximo número un artículo sobre este granadino a quien la protección arquitectónica que en general se concede a los edificios históricos en Málaga le parece que no es "ni suficiente ni lógica" y pone de ejemplo la que se otorga en su ciudad natal.

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