sábado, 22 de mayo de 2010

MALAGA. Un cinco estrellas que se atreve con la crisis del lujo. (ELMUNDO)

Justo cuando el primer hotel cinco estrellas de la capital malagueña comienza a dar sus primeros pasos, se da la circunstancia de que otros tantos en la Costa del Sol podrían estar dando sus últimos coletazos, como efectivamente ha ocurrido en el caso de Byblos que finalmente echará el cierre el próximo 31 de mayo.

Sin embargo, desde la dirección del Vincci Posada del Patio, ubicado en la esquina entre calle Cisneros, Camas y el Pasillo Santa Isabel, aunqueconscientes del momento adverso en el que han arrancado el negocio, confían, "con la vista puesta en el futuro", en la recuperación paulatina del sector.

"No es la situación idónea, pero estamos observando que el mercado de empresa se está reactivando", comenta César Pérez, el director del cinco estrellas malagueño, el primero en la ciudad, que abrió hace 15 días y ha registrado un 30% de ocupación desde entonces.

Una generosa cifra que podría deberse a que, más allá del turismo de sol y playa, en el Vincci Posada del Patio han apostado por un tipo de visitante que gusta disfrutar de la cultura y el ambiente urbanitadel centro de la ciudad. Todo gracias a la ubicación del establecimiento, cercano a los museos y monumentos del casco histórico malagueño.

Arqueología bajo el hotel. | A. Pastor

Arqueología bajo el hotel. | A. Pastor

Y precisamente, lo que en un principio se presentó como un impedimiento para el proyecto, que ha supuesto tiempo y dinero, ahora se ha convertido en uno de sus principales valores. En la cafetería del hotel es posible tomarse un café mientras, bajo tus pies, contemplas la historia malagueñaa través de los restos de las murallas árabe y romana de la ciudad.

También será posible visitar, a modo de museo, un pasadizo subterráneo en el que admirar los vestigios, que han estado durante siglos bajo la tierra, y que, gracias a los vaivenes del capitalismo, son un atractivo más de un hotel de cinco estrellas.

El hotel tiene 106 habitaciones repartidas a lo largo de dos edificios, que conservan su primigenia fachada, y que han dado lugar a unadiversidad de estancias debido a esta especial circunstancia. "No hay cinco habitaciones iguales en el hotel ya que nos hemos adaptado al diseño de los inmuebles del siglo XIX", explica el director del establecimiento.

En busca de la excelencia, se ha dispuesto para la clientela -de negocios de lunes a viernes y de relax los fines de semana- un gimnasio, una piscina en la terraza del hotel y, lo más curioso, hasta un catálogo de almohadas. Todo ello para que se sientan como en casa, la máxima, según el gerente del establecimiento.

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