martes, 15 de abril de 2008

Un paseo por esa otra 'ciudad' (Málaga Hoy)

Los polígonos son zonas con una identidad singular pero desconocidas para muchos ciudadanos · Tienen sus servicios propios como bares o sucursales bancarias
Mientras la ciudad despierta, perezosa, el ajetreo en los polígonos es notable. Al alba, todas las cafeterías están llenas hasta la bandera y decenas de vehículos -muchos de carga pesada, no sólo turismos como se pueden ver por las calles del resto de barrios- esperan en doble fila. Así se inicia la crónica de un día cualquiera en las distintas áreas industriales de Málaga, autenticas pequeñas ciudades dentro de la gran urbe. Todas distintas pero con una identidad propia.En ella viven miles de malagueños, que representan a (casi) todas las clases sociales, aunque impera el proletariado. La clase obrera. En la cafetería es media mañana y aún sigue llena. La mayoría comentan la "trágica" derrota del Getafe. Y hablan de la cita del domingo en La Rosaleda. Una parada para cargar fuerzas, algunos para tomar el desayuno -aunque sea media mañana- y al tajo.Identidades similares pero también problemas comunes. Unos más y otros menos, pero la mayoría de trabajadores consultados lamentan deficiencias en la pavimentación, el saneamiento y la limpieza. En el Guadalhorce, los huertos que algunos trabajadores de origen chino han sembrado en varios arriates, también centran algunas conversaciones. Muchos se ríen y la mayoría no dan fe de lo ocurrido. Plantar un huerto en un arriate público tiene poco sentido (ninguno) pero para estos ciudadanos tiene menos coherencia que las administraciones, en este caso el Ayuntamiento, se eche las manos a la cabeza por esto cuando hay problemas mucho "mayores". Ciertamente el arriate del huerto de guisantes de los chinos es de los más cuidado del polígono. La mayoría son lo más parecido a un vertedero.Como toda ciudad, los polígonos -esas otras urbes- tienen sus propios servicios. Amén de los puntos de concentración de residuos, que sólo existen en tres de las 18 áreas industriales de la capital (hay otras cuatro proyectadas), en la mayoría hay oficinas bancarias, muchas cafeterías y algunos restaurantes. En el Guadalhorce, además, tienen un club de alterne y prostitución callejera. Ni más ni menos, como en la ciudad. Sobre la oferta gastronómica, imperan los restaurantes tradicionales, aunque la oferta de comida asiática, huertos ilegales aparte, empieza a extenderse. De lo que no están sobrados en los polígonos es de aparcamientos. Hay otros vehículos, pero también estacionan en doble fila.

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