El Consistorio reclama la eliminación de las balsas de agua en las partes alta y baja
Imagen tomada ayer por la tarde del agua acumulada en la parte alta del río. / E. C.
Los vecinos de Nerja disfrutan ya desde hace unos meses del nuevo aspecto que presenta el cauce bajo del río Chíllar, a su paso por el casco urbano de la localidad. Sin embargo, las obras de adecuación hidrológico-ambiental de este tramo del río están pendientes todavía de la subsanación de una serie de deficiencias que han sido observadas por los técnicos municipales tras una inspección en la zona.
En concreto, se trata de los dos embalsamientos de agua que existen en las partes alta y baja del cauce. El primero de ellos, el situado junto a la desembocadura, ya está siendo corregido por operarios de las empresa constructora, tras las órdenes dictadas desde la Delegación Provincial de Medio Ambiente, que ha sido la administración encargada de dirigir y ejecutar la obra, que ha atravesado por numerosas dificultades y se ha prolongado durante más de dos años.
El presupuesto global de la actuación ha ascendido a casi cuatro millones de euros, de los que el 75% ha sido aportado por la Junta, mientras que el 25% restante deberá ponerlo el Ayuntamiento una vez que recepcione los trabajos. En estos últimos días se está procediendo a corregir el primero de los embalsamientos y ya se trabaja para conseguir una solución técnica para el segundo, que es visible desde los dos puentes sobre el río. De hecho, esta charca de agua se ha visto favorecida por las abundantes lluvias del invierno y de la primavera, como la tormenta que descargó en la madrugada del pasado sábado.
Quejas vecinales
La acumulación de agua en esta zona ha provocado ya las quejas de los vecinos, que han transmitido al Ayuntamiento su temor a que esta zona se convierta en un foco de mosquitos y otros insectos. Desde el Consistorio están a la espera de que la Junta complete las tareas para subsanar estas deficiencias, y proceder a la inauguración oficial del enclave, que cuenta con senderos peatonales, carriles-bici, zonas ajardinadas, alumbrado, bancos y papeleras, en unos dos kilómetros.
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