Los trabajos, que se prolongarán siete meses, pretenden devolver la habitabilidad a este inmueble del siglo XVIII
Es uno de los edificios más emblemáticos del casco antiguo de Estepona. Su construcción se encuadra en el siglo XVIII, aunque su origen puede ser anterior. El edificio de la antigua Casa de la Cultura (en la actualidad, denominada Casa de la Juventud) es un símbolo de la historia de la localidad. Pero el tiempo no ha pasado en balde para este inmueble. El edificio, donde se celebran actos culturales de gran concurrencia, ha sufrido un importante deterioro. La obra de remodelación pondrá fin a este desgaste. Los trabajos comenzarán antes de que termine el mes y tendrán un plazo de ejecución de siete meses.
«Las obras se realizarán con la máxima sensibilidad y respeto a la fisonomía y características constructivas, consiguiendo así mantener y conservar el patrimonio histórico», señaló ayer el alcalde de Estepona, David Valadez, en una visita al inmueble.
Filtraciones de agua
Una parte de las obras se centrará en el arreglo de la cubierta. Así, la única solución viable debido al estado ruinoso de ésta y al progresivo deterioro del edificio es la demolición de esta zona para su posterior reconstrucción. Además, se pretende solventar el problema de la filtración de agua que existe en la cubierta para devolver la funcionalidad y habitabilidad perdida en esta planta del edificio.
Según explicó la concejala de Juventud, Rosa Díaz, también se llevarán a cabo trabajos de renovación de los revestimientos e instalaciones deterioradas; así como la sustitución de instalaciones de fontanería debido a su mal estado. Esta actuación supondrá un desembolso de 157.000 euros, que serán sufragados con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local. La empresa local Construcciones Diego Soto se encargará de los trabajos y contratará a un total de seis personas.
El edificio fue propiedad de las hermanas Carmen y Francisca Tejerina, dos gaditanas conocidas por las fiestas que celebraban en su casa. Tras su fallecimiento se convirtió en hospital, atendido por las hermanas Carmelitas, hasta que en 1956 el Ayuntamiento se hizo cargo de él. En un primer lugar lo destinó a un centro de formación profesional. años después, tras varias reformas se convirtió en la Casa de la Cultura.
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