Una veintena de inmuebles esperan desalojados la llegada de un proyecto público o privado que los devuelva a la vida
12.06.10 - 01:53 -
JESÚS HINOJOSA jhinojosa@diariosur.es | MÁLAGA.
Sus ventanas rotas y sus puertas selladas con candados oxidados y muros de ladrillo los convierten en desechos del paisaje urbano. Objetivo de 'okupas' y chatarreros, llamados al deterioro y la ruina por la falta de mantenimiento en muchos casos, los edificios fantasma han proliferado en los últimos años en Málaga por la parálisis del sector de la construcción, a consecuencia de la crisis, y por la dejadez y falta de entendimiento de las administraciones, cuyos proyectos se han retrasado hasta toparse con los recortes de la actual situación económica. Una veintena de ejemplos de edificaciones abandonadas de tipo religioso, industrial, militar o sanitario sirven para describir un panorama poco alentador de lo que debería ser la natural transformación de la ciudad.
El recorrido por la cara menos amable de la arquitectura malagueña puede iniciarse por lo que fueron décadas atrás inmuebles destinados a la producción industrial. Un claro ejemplo lo constituyen las naves que todavía permanecen en pie en la zona de La Princesa y que pertenecieron a Confecciones Sur. Este sector está destinado a la construcción de un nuevo barrio de 800 viviendas enclavado en pleno centro de transformación de lo que será la Málaga del bulevar sobre el soterramiento del AVE y de las torres de pisos. Sin embargo, la crisis económica ha frenado el despegue de este proyecto residencial. Sus promotores se limitarán en las próximas semanas a derribar las naves para evitar que sean invadidas de nuevo por indigentes.
También en el entorno de la estación de trenes se mantiene en pie todavía lo que fue el Centro de Exposiciones Sur, que se ha visto mutilado y ha perdido una parte de su estructura para dejar paso a las obras del metro. La transformación de este inmueble en un centro de oficinas, así como la recuperación de los dos antiguos pabellones que están cubiertos con lonas frente a la fachada de la estación María Zambrano, depende de un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Ministerio de Fomento que todavía no se ha producido.
Zonas industriales
La crisis también está detrás de la paralización de otros proyectos para transformar antiguas zonas industriales de la ciudad en bloques de pisos o edificios de oficinas. Nada más se ha vuelto a saber del parque empresarial diseñado para la parcela de Cervezas Victoria, del previsto en lo que fue la antigua Hitemasa, ni de la actuación para renovar la manzana de la Flex, en la avenida de Velázquez. En este último caso, cuya tramitación sigue adelante, tampoco han ayudado las diferencias entre el Ayuntamiento y la Junta sobre el proyecto, que contempla la construcción de 150 pisos en una torre de 15 plantas. En los tres, todavía permanecen en pie lo que ya son vestigios del pasado industrial de la ciudad.
Del ámbito religioso existen igualmente edificios vacíos a la espera de que proyectos públicos o privados les den una nueva vida. Son los casos del antiguo colegio de San Agustín, pendiente de la actuación del Ministerio de Cultura para convertirlo en una biblioteca, que ya cuenta con los permisos municipales; del cercano antiguo hospital de Santo Tomás, para el que se habló de un uso cultural por parte de Unicaja; de lo poco que queda ya del antiguo convento de San Andrés, al que sólo llegan medidas de apuntalamiento de sus muros sin un proyecto definitivo para convertirlo en un centro museístico; y de lo que fue el convento de las monjas dominicas en la céntrica calle Andrés Pérez.
Este último, junto con el del Císter, ha sido uno de los últimos conventos de la ciudad en ser desalojados por la escasez de monjas. En el caso del Císter, el Ayuntamiento anunció su intención de expropiarlo, pero no hay nuevas noticias al respecto. Para el de las dominicas tampoco hay todavía un proyecto público o privado que le dé uso.
Sí tiene uno definido lo que fue convento de la Trinidad, en el barrio del mismo nombre. La Consejería de Cultura ha anunciado la creación en él del denominado Parque de los Cuentos. Eso fue hace cinco años. Los últimos anuncios oficiales apuntan a que las obras podrían comenzar en 2011 si no hay más retrasos.
Militares
Antiguos equipamientos militares también llevan ya varios años a la espera de que venga una iniciativa que los ponga en valor, aunque ya no para prestar servicio a las fuerzas armadas. Destacan el edificio del Gobierno militar en el paseo de la Farola, para el que se ha planteado por parte del Ayuntamiento que sea sede del futuro Museo Marítimo de la ciudad, y el acuartelamiento de Segalerva. Para este último, sigue pendiente que una empresa privada asuma el proyecto de centro deportivo aprobado por el Consistorio.
Justo junto al cuartel de Segalerva se encuentra lo que fue el antiguo hospital de la Cruz Roja, que cerró sus puertas en 2002 pendiente de un proyecto de reforma del Servicio Andaluz de Salud que nunca llegó a ejecutarse por su complejidad técnica y su elevado coste.
Además, en pleno Cruz del Humilladero, uno de los distritos más densamente poblados, está totalmente en desuso desde hace ya un año el conjunto de la antigua cárcel de tercer grado, que fue sustituida por un nuevo edificio en el polígono Guadalhorce. La prisión ha pasado a manos de Patrimonio del Estado y todavía no se ha formalizado su cesión a la ciudad, como estaba previsto. Así, no está claro cuál va a ser el futuro de este inmueble, para el que el equipo de gobierno había planteado destinos de tipo cultural y social.
Pero el casco antiguo de la ciudad tampoco escapa a esta situación de vacío de muchos de sus edificios con más o menos historia. Dos ejemplos paradigmáticos son los cines Astoria y Andalucía, enclavados en plena ruta picassiana. La falta de decisión del Ayuntamiento para darles uso -finalmente ha optado por no expropiar el Andalucía y sí hacerse con el Astoria mediante una operación que pretende cerrar este mes- ha provocado que lleven ya seis años cerrados, con el natural deterioro.
Cerca de ellos se encuentra lo que queda del Palacio del Marqués de la Sonora, en calle Granada, a la espera de que se materialice el proyecto para convertirlo en un hotel de lujo. Están aguardando este mismo destino el hermoso conjunto del Palacio de Miramar, que dejó de ser sede de la Audiencia Provincial hace ya dos años, y el Cortijo Jurado, en el distrito de Campanillas, cuyas obras llevan ya paradas varios años.
Siguiendo en el centro histórico, cabe mencionar uno de los emblemas de su paisaje arquitectónico, el edificio de La Equitativa, pendiente de un proyecto para rehabilitarlo con uso residencial y de oficinas, y también el caso de la estructura que ha dejado de ser sede provisional del mercado de Atarazanas, en la calle Camas. Su traslado a Huelin no está claro y se ha constituido una plataforma para reclamar al Ayuntamiento que lo destine a artistas de todo tipo.
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