jueves, 17 de febrero de 2011

La piscina no huele bien (Málaga Hoy)

UNOS días fuera de Málaga y a la vuelta encuentro que la piscina de Puerto de la Torre no huele bien. De la noche a la mañana el verdín ha poblado la escena política. Al margen de las investigaciones ordenadas por dos juzgados diferentes, la oposición municipal lleva una semana pidiendo explicaciones para luego, supongo, exigir responsabilidades.

Al alcalde, Francisco de la Torre, ante la notoriedad que comienza a tomar la escandalera, no le ha quedado más remedio que coger el toro por los cuernos. Ayer aseguró que con "total seguridad" darán la información que ha requerido el PSOE, para acto seguido afirmar que esa documentación no se reúne en dos minutos y resaltar que habrá "absoluta transparencia en éste y en todos los temas, como el Ayuntamiento ha hecho siempre".

A la espera de lo que el Ayuntamiento tenga que decir, en el PSOE cunde la impresión de que han vuelto a pinchar en hueso, como pasó no hace mucho tiempo con el llamado caso Marmolejo. Aunque en esta ocasión el sainete contiene elementos más rocambolescos todavía, con muerto incluido. El secretario de Organización socialista, Francisco Conejo, comparecía ayer ante los medios, secundado, para permitir visualizar el respaldo de la dirección provincial al grupo municipal en el Ayuntamiento de Málaga, por la portavoz Begoña Medina y el concejal Luis Navajas, que es el que ha tirado del hilo.

Conejo lo dijo con bastante claridad, "en este caso se han visto envueltos tres empresarios que tienen el vínculo común del concejal de Urbanismo, Manuel Díaz, con vínculos familiares, transacciones económicas personales como la compra de un coche de alta gama y con recomendaciones para que le hagan en su casa una obra con un precio atractivo".

Con la información disponible en este momento no es fácil suponer que nos encontremos ante la comisión de un presunto delito, quizá sí existen presuntas irregularidades administrativas. Pero en esencia, topamos una vez más con el juego discrecional con el que la administración municipal concede los contratos considerados menores, que son muchos miles de euros en cada ejercicio presupuestario. Quizá estamos frente a un nuevo caso donde la ética política se olvidó en el fondo del armario y se prima al padrino de la hija de…, al cuñado del socio de…, o al amigo que mueve los hilos de tal asociación de vecinos. Ya se verá, pero lo más grave para los populares es que el mal olor de la piscina apunta a la existencia de que la práctica del amiguismo es la norma cotidiana. Puede existir una trama de amigos que obtiene contratos sólo por esa única razón. Que además, el llamado caso piscinas se ha destapado en plena precampaña electoral y que puede dejar más o menostocados a dos de los delfines señalados por De la Torre, el citado Manuel Díaz y el responsable del Área de Deportes y presidente provincial del Partido Popular, Elías Bendodo. Seguro que el PP buscará los argumentos para intentar desmontar las acusaciones vertidas contra los dos ediles. De hecho, ya ha empezado su defensa, aunque el método elegido no parezca el más adecuado. Ayer mismo, la portavoz del PP en el Consistorio de la capital, Carolina España, ponía en marcha el ventilador quizá con el objetivo de sembrar confusión. España hizo hincapié en la existencia de "una trama oscura por parte del PSOE y de algún concejal del grupo municipal socialista" para, según explicó, "obtener información reservada de una empresa privada". Y luego dejar caer que "creemos que para el PSOE el fin justifica los medios, pero estamos absolutamente en contra de que en una sociedad democrática, en los momentos en los que nos encontramos, un partido pueda utilizar esas formas, esas malas artes y esa manera de hacer oposición y de obtener documentación".

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