jueves, 6 de noviembre de 2008

La obra en Juan XXIII y La Unión arrancará a comienzos de 2009 (La Opinión)

Ferrocarriles de Andalucía y la concesionaria desbloquearán los proyectos de estos tramos
en este mes para permitir el inicio de los trabajos durante el primer trimestre del año. Las obras incluyen pasar por debajo de la ronda Oeste sin alterar el trazado e integridad de la vía

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA El proyecto del metro de Málaga ha recibido un fuerte impulso desde el verano y ya le quedan pocos meses para que llegue a unos de sus puntos más delicados, como será la construcción del túnel por la complicada calle La Unión, obra que comenzará a principios del año 2009. La anchura de esta vía no es mucha y los vecinos verán cómo el tajo de la obra se realizará a poco más de tres metros de distancia de sus ventanas.
Ferrocarriles de Andalucía ya está ultimando la revisión de los proyectos de estos dos tramos de la línea 1, un trámite que quiere completar en este mes. Esto significa que la concesionaria del metro comenzará a construir el túnel entre la avenida Doctor Manuel Domínguez y la estación de Renfe en el primer trimestre del año.
Los dos tramos que se ejecutarán a lo largo del año próximo afectarán a dos importantes vías de la ciudad, como la avenida Juan XXIII y la calle La Unión. Esta última tiene el agravante de su estrechez, que en muchos puntos no supera los quince metros de ancho. Eso significa que la obra ocupará los ocho metros de anchura del túnel y sólo dejarán 3,5 metros de espacio a cada lado de la calle.
Edificios delicados. Un elemento que obliga a actuar con la máxima delicadeza en la calle La Unión es la edad de estos edificios, en la mayoría de los casos con más de 30 años. El estudio sobre los edificios de la calle, realizado por Cemosa, establece que cinco de los 41 inmuebles analizados podrían tener algún problema en su cimentación, por lo que recomienda a la constructora que realice un seguimiento específico a estos bloques durante las obras del metro. No obstante, Cemosa también insiste en que con las medidas preventivas adecuadas no se producirían problemas.
El análisis resalta la antigüedad de muchos de los inmuebles, que alcanzan los 40 años de edad, lo que explica que los problemas más comunes se encuentren en los pilares, vigas y en el forjado.
La mayoría cuenta con una altura de siete plantas, excepto en la parte más cercana a Juan XXIII, donde asciende de forma sensible y se sitúa entre las 9 y 10 plantas.
La estrechez de esta calle obliga a plantear un túnel en dos alturas, de forma que las vías discurran una por encima de la otra, en vez de ir paralelas, para ocupar lo menos posible y alejarse de los cimientos. Eso obligará a profundizar hasta los 20 metros con los muros-pantalla, un sistema que elimina muchos problemas de vibraciones y es más seguro.
Ronda Oeste. Uno de los problemas que tendrá que salvar esta obra es cómo se pasa por debajo de la ronda Oeste. La opción elegida es excavar bajo la carretera mediante el sistema de mina los 400 metros de galería. Esto obliga a avanzar directamente bajo tierra, apuntalando conforme se avanza en la excavación, para evitar derrumbamientos.
Esta alternativa se aceptó tras la negativa de la Demarcación de Carreteras a plantear un desvío provisional en la ronda Oeste, lo que obliga a trabajar mientras se mantiene el tráfico en la superficie.
El método de trabajo elegido supone que se avance primero por un lateral del túnel y después por el otro. El centro quedaría sin excavar mientras se sujeta el terreno a ambos lados, dejándose para luego la parte central. Los avances no serían muy grandes, ya que un desplazamiento del terreno obligaría a cortar la ronda.
Precisamente el tráfico por las calles afectadas por las obras es un aspecto que, en esta ocasión, preocupa algo menos que en la Carretera de Cádiz. El proyecto da por hecho que las obras convivirán con el tráfico por la avenida Juan XXIII, algo que es físicamente imposible en la calle La Unión. No obstante, el plan de tráfico todavía está pendiente de cerrar.
El retraso de dos años en el inicio de la obra se debe al enfrentamiento de la Junta con la concesionaria Metro Málaga, que planteó duplicar el coste previsto de la línea 1 (Los Asperones-La Malagueta), al pasar de los 403 millones de euros a los 760 millones reclamados. Este incremento llevó a la Junta de Andalucía a retirar de la concesión la construcción de tres tramos (por el campus en superficie, de Renfe al Guadalmedina y desde el río a La Malagueta) para ajustar el presupuesto y que ha asumido en solitario la Administración autonómica.

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