martes, 11 de mayo de 2010

El interminable PGOU de Marbella (La Opinión)

La publicación del Plan General de Ordenación Urbana de Marbella estaba prevista para ayer pero vuelve a retrasarse

Revisión. El PGOU ha recibido cerca de 9.000 alegaciones durante cada una de las dos veces que ha sido expuesto.
Revisión. El PGOU ha recibido cerca de 9.000 alegaciones durante cada una de las dos veces que ha sido expuesto. L. O.

PRINCESA SÁNCHEZ. MARBELLA. Marbella no ha tramitado su nuevo Plan General. Lo ha parido. Y, ahora, sólo falta registrar al ´bebé´ en el Boletín Oficial. Algo que debía haber ocurrido ayer, para que todos pudieran conocerlo hoy. Pero no ha sido así. Interesados y curiosos se han quedado con las ganas.
"Hay que maquetarlo en siete fascículos para incluirlo en el BOJA", argumentó ayer el delegado de Obras Públicas y Vivienda, Enrique Benítez. Esta "complejidad" ha dificultado el último paso, insignificante pero definitivo. Queda pendiente para esta semana. La administración pública no se atreve a dar fechas. Ni la local ni la autonómica. El PGOU, de nuevo, se retrasa.
No es la primera vez que pasa. El planeamiento de la ciudad juega al escondite desde hace muchos años. Aún hoy, parece no querer perder esta costumbre. Han sido 24 años previos de vacío legal y caos urbanístico. El Plan vigente, aprobado en 1986, no llegó a publicarse hasta el año 2000. Mientras tanto, la ciudad crecía sin norma ni freno.

Punto de partida

La elaboración del nuevo documento comenzó tiempo después. Hace ahora más de seis años, en virtud de un convenio suscrito entre el Ayuntamiento, por entonces liderado por el tripartito de Marisol Yagüe, y la Junta de Andalucía, gobernada por Manuel Chaves.
No era un matrimonio bien avenido desde el principio. Apenas se conocieron durante siete meses, cuando la Junta no dudó en separarse y engendrar el PGOU sola, por su cuenta y riesgo.
Era el 29 de noviembre, cuando el Gobierno andaluz anunciaba la retirada de competencias urbanísticas al Consistorio marbellí. Le recriminó incumplir el pacto. No paralizaba las obras indicadas por el juez ni dejaba de otorgar licencias de obras, ocupación o apertura.
El escándalo llegó con el nuevo año. El 29 de marzo de 2006 se destapó la ´operación Malaya´. Media corporación municipal, bajo la sombra de la sospecha. La gestora tomó el relevo al frente del municipio.
El embarazo de los 100 millones de pesetas (600.000 euros), precio que se le puso inicialmente al coste de la elaboración del PGOU, seguía su curso.
Los retrasos se mantuvieron bajo el mandato de Ángeles Muñoz. Nada más coger el bastón de mando, aprobó inicialmente un Plan elaborado íntegramente bajo la batuta socialista. Las desavenencias, desde entonces, entre PSOE y PP han sido públicas y numerosas en materia urbanística. Primero con los derribos. Después con la tramitación administrativa.
"El Ayuntamiento confía en que la primera aprobación provisional estará para finales de esta semana... de este mes...de este año", afirmaban sus responsables.
Este diario publicó que se retrasaría en seis meses su primera aprobación provisional y no faltó político que lo tachara de mentira. El tiempo le quitó la razón.
Dos aprobaciones provisionales con cerca de 9.000 alegaciones en contra y una definitiva, el pasado 29 de enero, concluyen una burocracia de cuatro años. Y ahora una vez sea visible y definitivo, ¿cómo le pondrán al niño?

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