domingo, 9 de diciembre de 2007

FRANCISCO VILLALBA: «Vamos a tener problemas porque la deuda de las familias ha llegado al límite» (SUR)

CONSEJERO DELEGADO DE ANALISTAS ECONÓMICOS DE ANDALUCÍA

Este experto augura unos meses «no demasiado positivos» tras la subida del paro en cinco mil personas en noviembre en Málaga «No se han aprovechado estos años de bonanza para prepararnos para los malos tiempos», sostiene Villalba, que se resiste a hablar de crisis

Los datos sobre el paro, los intereses bancarios o la carestía de la vida dibujan un panorama nada halagüeño en la economía malagueña. Un diagnóstico confirmado por Francisco Villalba, consejero delegado de Analistas Económicos de Andalucía -entidad del grupo Unicaja-, quien considera que no hay que ser «catastrofistas», aunque afirma que hay una situación de «incertidumbre».
La subida del número de parados en la provincia -5.000 más en noviembre- conocida esta semana ha hecho saltar todas las alarmas.
Noviembre es, normalmente, un mes malo para el empleo. Lo que sucede es que este dato se ha unido a una situación que ya veníamos teniendo de meses anteriores, donde el parón de los sectores de la construcción e inmobiliario se ha traducido en una falta de empleo que al terminar el verano se ha agudizado.
Con este análisis, no se puede ser muy optimista cara al futuro.
Las expectativas de futuro es que los dos primeros trimestres de 2008 no van a ser buenos. Y no lo van a ser porque a un sector de la construcción e inmobiliario que viene en caída continuada, unimos un elevado endeudamiento de las familias, el crecimiento de los tipos de interés y los malos datos de empleo. Todo ello se va a traducir en un serio parón en los datos de consumo, en el que se ha basado el crecimiento de España, Andalucía y Málaga en los últimos años. Nos esperan unos meses no demasiados positivos.
¿Estamos al final de un ciclo y el inicio de un periodo de crisis?
Todos nos resistimos a mencionar la palabra crisis. De momento, los datos que tenemos y la situación de la economía es que España está creciendo a ritmos del 3%. Por tanto, hablar de crisis, de momento, no. Lo que sí es verdad es que las expectativas son de que esto empeore y que ese cambio de ciclo pueda confirmarse, muy probablemente, en los próximos meses.
En el caso de Málaga, hay una percepción general de que se ha dependido excesivamente de la construcción y el sector inmobiliario, ¿comparte el análisis?
Es evidente de que estos sectores, junto al turismo, han sido los que han impulsado el crecimiento de la provincia. Pero, poner todos los huevos en el mismo cesto entraña riesgos, y estos riesgos se están materializando, al depender en exceso de unos sectores fundamentados en el consumo y donde la competitividad, que es un valor en alza en Europa y el mundo, es limitada.
Locomotora
¿Se va a frenar el crecimiento de los últimos años en Málaga? De momento, en 2007, Málaga se va a mantener en la media andaluza, pero para el año próximo todo se va a frenar. Málaga no estará entre las provincias que van a actuar de locomotora como ha hecho en trimestres anteriores. De todas maneras, esto es una carrera en la que Málaga compite no sólo con Andalucía sino con Europa. Frente a la caída de los ritmos de los crecimientos en Málaga y Andalucía, el resto de países de la Unión Europea están más centrados en aspectos de competitividad y esto, a medio plazo, puede tener un efecto negativo para nuestra economía, la cual hemos hecho demasiado dependiente del consumo, con un limitado respeto de los recursos naturales y con poca dedicación a elementos de la competitividad como la tecnología o la investigación. A ello se unen unos recursos humanos con serias limitaciones, como demuestran los últimos datos del informe Pisa, en los que España está rezagada en la formación.
De sus explicaciones, se puede concluir que no se han aprovechado estos años de bonanza económica para crear estructuras sólidas que aguantasen las épocas malas.
En parte sí. Nos hemos fiado en exceso del momento actual y no hemos pensado que la economía es cíclica. No se han aprovechado estos años de bonanza para prepararnos para los malos tiempos o las épocas de ralentización. Creíamos que el crecimiento lo iba a resolver todo y había que acometer reformas estructurales y mejoras en las infraestructuras que se han postergado.
Toda esta situación, ¿cómo afecta al ciudadano de a pie?
Ya está afectando, en la medida en que el empleo empieza a resentirse. Ha habido, y hay, un empleo muy precario en el que los contratos son temporales en su mayoría, la tecnología no ha sido capaz de entrar en el tejido empresarial y todo ello lleva a una limitada competitividad. A medida que la demanda se vaya frenando, y así va a ocurrir porque el crecimiento de endeudamiento de las familias ha llegado a una situación límite pasando de un nivel de endeudamiento del 60% de la renta disponible a duplicarse y estar al 120%, vamos a tener problemas de consumo, que se traducirán en el comercio y en hoteles y restauración, de los que la economía malagueña es tan dependiente.
Ante este panorama, ¿qué medidas deben articularse para evitar o amortiguar las consecuencias?
Hay que insistir en los temas de mejora de las infraestructuras. La obra pública ha sido la que ha ido parando ese descenso de actividad de la construcción. Junto a ello hay que insistir en la tecnología, la economía digital, la extensión de la alfabetización digital, los idiomas, la formación de los recursos humanos y llevar el I+D al conjunto de la sociedad, como elemento competitivo que, junto al respeto recursos naturales, hagan de nuestra zona un enclave de privilegio y sean la bandera de la economía malagueña.

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