El restaurante, el auditorio y la planta baja permitirán que la relación con la ciudad no se ciña sólo a las exposiciones
Muchos ojos estaban pendientes del proyecto realizado por Fernando Pardo y Bernardo García Tapia, que ya da sus primeros pasos para su concreción. El Palacio de la Aduana será transformado de su mano para recuperar su esplendor con un edificio abierto a la ciudad.
-La construcción del tejado es el elemento más llamativo del proyecto. ¿Cambia mucho respecto al destruido en 1922?
-Las nuevas técnicas permiten construir el nuevo tejado apoyado sobre los muros y aprovechar así el espacio interior. Para su resolución hemos hecho una lectura moderna de las técnicas tradicionales. Por ello la teja será de fundición, lo que la convertirá en una parte emblemática del edificio. El tono que tendrá todavía no está definido, pero se irá viendo conforme avance la obra.
-¿Cómo se consigue abrir e integrar el nuevo uso en la vida ciudadana?
-El restaurante de la planta alta tendrá una parte acristalada que permitirá vistas panorámicas a la Alcazaba y el Gibralfaro. Hemos pensado que tenga una entrada independiente al museo y pueda ser usado fuera de los horarios de visita. Sigue con la tendencia de los museos modernos. Además, está el auditorio, donde se podrán organizar todo tipo de actos. En cuanto al vestíbulo, lo hemos proyectado como una puerta abierta a la ciudad, con su cafetería y las tiendas. Será el salón de Málaga.
-¿Qué materiales se han buscado para la remodelación?
-Hemos optado por materiales nobles, pero dentro de lo que exige la economía de uso que se le va a dar al edificio.
-¿Qué papel tiene el patio?
-Los jardines del patio interior estarán abiertos para el uso ciudadano. Será un museo abierto. Este elemento aportará mucha luz interior. De hecho, el auditorio de la última planta tendrá una cristalera orientada al patio.
-¿Qué respuesta espera de las empresas al concurso de obras?
-Espero que acudan las mejores empresas porque es una obra emblemática.
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