jueves, 5 de febrero de 2009

De casa en casa, explotando la hospitalidad en un mundo global (El Mundo)


Las webs de alojamiento gratuito en casas de todo el mundo se ponen de moda
Couch Surfing ofrece 670.000 'sofás disponibles' y suma 2,3 millones de intercambios

Hosteleros del mundo, échense a temblar. Hace tiempo que las webs de hospedaje e intercambio de casas se instalaron con éxito en España, pero con la crisis se han convertido en una alternativa económica -gratuita, de hecho- a la hora de buscar alojamiento. Los internautas ofrecen sus sofás y los huéspedes cruzan el planeta para ocuparlos.
Sitios como Couch Surfing, con 670.000 sofás disponibles y 2,3 millones de intercambios realizados, Hospitality Club -la pionera- o Home for Home -creada recientemente por un catalán de 19 años- ganan interés, sobre todo entre los jóvenes.
Ajenos a los circuitos turísticos, desde el año 2000 casi 300.000 personas encuentran casa en las ciudades que visitan gracias a la red social Hospitalityclub.org, cuyo lema es ¡acercar a la gente!, y que en España tiene 18.000 asociados.
Este peculiar hotel universal pone en contacto a huéspedes y turistas. Es el caso de Marco Ugolini, italiano que vive en Amsterdam. Desde 2006 han pasado por su casa, unas treinta personas y no recuerda ningún aspecto negativo sobre sus huéspedes.
A cambio, ha tenido la oportunidad de vivir gratis en Estonia, Lituania, Brasil, Portugal y Polonia, entre otros países. E insiste: "Sí, sí, vivir. Conocer una ciudad en casa de uno de sus habitantes, algo que permite acercarse mucho más a ese lugar que una guía turística".
Anna y Kristine son dos alemanas de 21 años que acaban de regresar a Berlín desde Río de Janeiro donde han sido los huéspedes de André, estudiante de Filosofía de Sao Paolo (Brasil). Ambas se muestran "encantadas": "Los arrabales de la ciudad es lo que realmente nos ha hecho conocer el modo de vida de Río, sus costumbres, su riquísima comida y la amabilidad de los brasileños".
Sin ánimo de lucro
Para inscribirse en este tipo de webs sólo es necesario dar el nombre y apellidos y que éstos se correspondan con una dirección postal real. Aunque puedan surgir dudas sobre la fiabilidad y seguridad de este sistema de alojamiento, apenas se encuentran comentarios desfavorables en los foros de Hospitality Club.
En cualquier caso, la propia organización sin ánimo de lucro recomienda que tanto el anfitrión como el huésped intercambien documentos identificativos para mayor tranquilidad. Ser miembro de esta red no implica aceptar todas las solicitudes aspirantes a la acogida, el derecho de admisión depende de la disponibilidad, ganas e impresión del anfitrión.
Uno de los apartados que más se consulta antes de convertirse en huésped es el de 'Experiencias', en él, tanto visitantes como lugareños dejan recogidas sus impresiones y valoraciones de cada uno de los hospedajes. "Un mal trago se paga con la reticencia de los demás usuarios a solicitar estancias venideras", explica Simeon Morrow, neoyorquino de 26 años que "jamás" ha tenido problemas en su aventura hospitalaria.
Simeon acaba de mudarse a Milán para finalizar sus estudios de dirección de orquesta. "Gracias a mis amigos de Hospitality Club he encontrado piso en esta gran ciudad en menos de una semana, algo milagroso en plena nevada lombarda", confiesa sonriendo.
El único aspecto negativo, quizá, es que la mayoría de los miembros de Hospitality Club se encuentran en países desarrollados. "He probado en Asia y aún no he encontrado posibles anfitriones", dice Ugolini.
Un proyecto de paz
La web nació en Alemania durante un proyecto de investigación que su fundador Veit Kühne, que entonces tenía 22 años, llevó a cabo sobre la existencia de circuitos de intercambio con fines pacifistas generados desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Asegura que el fin último de Hospitality Club es "promover la paz a través de un intercambio cultural". Y predica con el ejemplo, pues él mismo ha recorrido el mundo haciendo autostop.
Kühne no parará hasta llegar al millón de 'socios'.

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