jueves, 11 de junio de 2009

Costas quiere que los espeteros no estén en la playa todo el año (La Opinión)

La Demarcación regulará las instalaciones y las terrazas de los bares, que deberán ser desmontables. "En ningún momento nos hemos planteado eliminarlos", asegura el jefe

LUCAS MARTÍN. MÁLAGA La Demarcación de Costas, administración dependiente de Medio Ambiente, pretende regular este verano la instalación de espeteros y terrazas en las playas, utillajes que, según la ley, no pueden permanecer en la arena durante todo el año.
Según señaló a este periódico el jefe de la institución en Málaga, Francisco Javier Hermoso, la administración se reunirá el próximo lunes con los empresarios y el Ayuntamiento de Málaga para abordar las características que deben reunir este tipo de instalaciones, que, hasta ahora, precisó, estaban al margen de la normativa. La intención de Costas es garantizar la legalidad de los elementos que ocupan la playa y definir sus dimensiones y funcionamiento, algo que, insistió, dista mucho de la posibilidad de erradicarlos de la orilla.
Hermoso incidió en que Costas "no pretende ni nunca ha pretendido" acabar con los espetos y con las terrazas de verano como denunció la concejal de Playas, Teresa Porras, a primera hora del día. El responsable en la provincia de la institución no quiso profundizar en la polémica, pero aclaró que sus planes no incluyen la supresión de las instalaciones, sino simplemente su adecuación a la ley.
En este sentido, anunció que en la reunión se analizarán las propuestas de los empresarios de playa, a cuyo responsable en Málaga, Miguel Arrabal, elogió por su capacidad negociadora y su voluntad de entendimiento. En cuanto a la fórmula legal a la que se acogerán los espeteros, Hermoso manifestó su predisposición a buscar un acuerdo, aunque advirtió de que la legislación prevé el uso de estructuras móviles como requisito irrenunciable.
Una exigencia que hará que los establecimientos no funcionen durante todo el año, lo que no significa que restrinjan su actividad exclusivamente al verano. "A partir de ahí se negociará con cada ayuntamiento para que todas las instalaciones se rijan por lo mismo".
Las declaraciones del responsable de Costas se produjeron después de que la edil de Playas atribuyera al organismo la intención de no autorizar las terrazas ni los espeteros durante el próximo verano, extremo que apoyó en la lectura de una carta remitida por la institución al Ayuntamiento.
De acuerdo con la misiva, el Consistorio debía afrontar la retirada de las estructuras en las que se apoyan los espeteros. Unas instalaciones que, señala Teresa Porras, contaron con la aprobación y supervisión de la propia Administración central. "Quieren que se quite la plancha de hormigón y toda la infraestructura limpia que se hizo para que pudiesen trabajar. Dicen que no pueden estar en la playa", resaltó.
El contenido de la carta también fue observado con fastidio por el presidente de la Federación Andaluza de Empresarios de Playas, Norberto del Castillo, que interpretó las intenciones de Costas como un ataque directo a los intereses del sector. El representante gremial recordó, además, que las actuales estructuras se sustentan en unas barcas colocadas en su día con afán de continuidad. "Así se acordó con la demarcación y además se dijo que eran intocables porque son una seña de identidad", puntualizó.
Costas quiso dejar claro su desacuerdo con este tipo de lecturas y enfatizó que los espetos no desaparecerán de las playas. "Se trata de procurarles un marco unitario, no de eliminarnos", sentenció Hermoso.
Ambas instituciones están obligadas a llegar a un acuerdo de cara a la intensificación de la tempora alta y la irrupción masiva de turistas. La negociación arrancará el lunes y la premisa es la utilización de instalaciones plegables, establecidas para realizar con éxito su cometido y poder retirarse en épocas no autorizadas. "No vamos a prohibir que se hagan espetos, eso está claro", apostilló Hermoso.
En principio, la negociación se antoja tensa, especialmente en la capital, donde la regulación de la actividad se percibe como otro frente de disconformidad con la política reguladora de la Administración, que en los últimos meses ha redoblado su campaña para lograr que las playas se ajusten a la ley de Costas, que lleva vigente desde 1991.

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