Urbanismo trabaja en el diseño de propuestas con las que adecentar y paliar el deterioro de esta zona urbana
Solares en los que crece la vegetación sin control y campan los roedores; inmuebles desvencijados que presentan un estado lamentable en el mismo corazón de la ciudad; edificios abandonados, vaciados a golpe de dejación; fachadas deterioradas por el paso del tiempo y la inacción de sus propietarios muestran el peor aspecto del gran atractivo turístico de la ciudad, su centro histórico. Ésta es la realidad con la que cada día se topan cientos, miles de visitantes que deambulan por el laberinto de calles de este entorno y que chocan con imágenes más propias de un escenario bélico.
A todo ello parece querer poner coto el Ayuntamiento de la ciudad tras años de abandono y percatado de que en un momento como el actual, con la crisis absorbiéndolo todo, hasta la voluntad por construir, queda invalidada cualquier posibilidad de dar rienda al sector privado para que sea él el que acabe remozando el espacio. Esta idea, manejada desde hace años por algunos responsables municipales, queda inhabilitada por la experiencia de calles como Tomás de Cózar, Jinetes, Beatas, Viento... y un largo etcétera.
Técnicos de la Gerencia de Urbanismo, de los departamentos de Licencias, Conservación y Planeamiento, trabajan desde hace semanas en la elaboración de un documento con propuestas que serán trasladadas a Alcaldía al objeto de intervenir y tratar de mejorar en lo posible el aspecto de la conocida almendra del casco antiguo. "Lo que estamos haciendo ahora es proponer que se limpie la casa, trabajando en la elaboración de un inventario en el que se detalle la situación física y administrativa de cada uno de los edificios, de aquellos que están abandonados, si están en ruina firme o en proceso, si están cerrados", comentan desde el departamento de Conservación, al tiempo que subrayan: "El objetivo es ver lo que está pasando en el centro".
Entre las propuestas no se incluye la posible expropiación por parte del Ayuntamiento de los edificios en malas condiciones o de aquellos sobre los que los propietarios eluden cualquier obligación de mantenimiento, una alternativa alejada de la realidad por el costo de la misma. Lo que sí hace este trabajo, concebido en el marco de una iniciativa más amplia en la que se da cabida a áreas como Seguridad, Limpieza y a la Oficina de Centro Histórico, es delimitar varias "bolsas de deterioro urbano", entre las que se encuentran Tomás de Cózar y Beatas, y las zonas de calle Jinetes y Viento.
De todas ellas, se otorga especial prioridad a la de Tomás de Cózar, al estar inmersa en el itinerario turístico del centro. "Llevamos intentando salvar esta calle por todos los medios desde hace años", confesaron desde Conservación. Pero la intervención programada, según admiten los técnicos, ha de limitarse en esta fase a vallar los solares y a adecentar la vía. "El objetivo es que en un año la calle esté limpia, con las fachadas pintadas y adecuadas. La idea es sanearla para que la gente pasee por ella con normalidad".
Algo imposible hasta no hace mucho. Justo un año atrás la calle estaba apuntalada en buena parte de su trazado debido al mal estado que presentan algunas de las edificaciones. La situación es tal que hace unos meses parte de uno de los muros se cayó a pedazos. Ello obligó al Ayuntamiento a intervenir de oficio y a tratar de minimizar el riesgo.
Ni siquiera la iniciativa privada, que puso sus ojos en esta vía como espacio de desarrollo, ha acabado por concretar sus proyectos. En Tomás de Cózar se dibujaban unos baños árabes y un edificio de apartamentos, promovido por una empresa sevillana, y otro bloque de pisos impulsada por otra empresa. Las dos, al parecer, han desistido.
Una radiografía de la denominada almendra del centro muestra, según informaron desde Conservación, la existencia de al menos 15 edificios sobre los que pesa la declaración de ruina firme desde hace años. Alguno de ellos, como advertencia a los propietarios, fue incluido en el denominado registro de solares del centro, lo que obliga a los dueños a impulsar mejoras en el inmueble dentro del plazo de un año bajo amenaza de salir a subasta, aunque no siempre este mecanismo disuasivo da resultado.
Para tratar de poner coto a esta situación, una de las medidas introducidas en el trabajo de Urbanismo pasa por "aumentar la vigilancia y el control" sobre estos casos, hasta el punto de denegar la concesión de licencia en aquellos supuestos en los que se constate que no hay interés alguno en intervenir y sólo se busca dilatar los plazos.
Los técnicos también tienen contabilizados y localizados seis edificios con declaración de ruina en trámite, 15 bloques cerrados y pendientes de pasar la Inspección Técnica Edificios (lo que les supondrá una sanción económica), 4 o 5 solares baldíos y 14 o 15 obras paralizadas, "con estructuras a medio terminar, paradas por los trabajos arqueológicos y para las que se estudia la posibilidad de solicitar la caducidad de las licencias".
El catálogo de medidas incluye la fijación de protocolos de actuación con los que garantizar una mayor coordinación entre departamentos, la adopción de medidas con las que facilitar el desarrollo de las obras que los promotores ejecutan en el centro, de manera que se elimine cualquier excusa del privado para ralentizar o demorar los trabajos. "Hay muchos propietarios que nos hablan del calvario que pasan con los permisos, con el acopio de materiales y lo que buscamos es que haya una especie de agente que reúna todos esos permisos", explicaron.
Asimismo, los técnicos defienden que la Oficina de Rehabilitación del Centro ejercite una política "del palo y la zanahoria", de tal manera que exija a los propietarios la ejecución de obras de adecuación en los inmuebles y al mismo tiempo les ayude económicamente. Otra de las medidas puestas sobre la mesa supone la colocación en los edificios abandonados u objeto de intervenciones de grandes toldos con imágenes atractivas, lo que permitiría reducir el impacto que suponen estas construcciones. La propuesta va en la línea de lo que ya se hizo hace un año con cuadros de Pablo Ruiz Picasso y colocados en algunos edificios emblemáticos de la capital.
El paso dado por el Consistorio supone una importante novedad en la gestión que hasta los últimos años ha desarrollado en esta materia. Sin duda, la pésima realidad del centro en estos días, que arrastra lo que se ha permitido en el pasado reciente, es razón más que suficiente para intervenir y tratar de curar las profundas heridas en el corazón de Málaga.
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