jueves, 19 de febrero de 2009

Techos inservibles, humedad y nervios, el inicio de la reparación (La Opinión)

Las familias más afectadas por el tornado contabilizan desperfectos mientras continúan realojadas en un hotel. "No sabemos cuánto tiempo nos queda fuera de nuestra casa", comenta una afectada

LUCAS MARTÍN. MÁLAGA El piso de Loli Galán parece un manifiesto del tornado. Sus desperfectos hablan más y con mayor dramatismo que los manuales de meteorología. El hedor a humedad penetra en los pulmones, los agujeros en el techo dan una apariencia casi apocalíptica.
En una de las habitaciones, se aprecian agujeros similares a los de las balas. Son las huellas de los dedos de su marido, posados levemente en un techo convertido en mantequilla después de la tormenta. La casa no está para ser habitada. Loli y su familia, integrada por dos adolescentes, además de su esposo, residen en el último piso del número 10 de Hoyo Higuerón, en Nuevo San Andrés, y han sido realojados. Primero con parientes y desde hace once días, en el Hotel Ibis. "Aún no sabemos cuánto tiempo nos queda allí", comenta.
Mientras señala muebles empantanados y detalla su situación, unos golpes reclaman la atención desde la habitación de los niños, la más perjudicada por el tornado. La reparación de las cubiertas del edificio, sufragada por el Estado y por 600.000 euros de la Junta, ha dado comienzo.
A Loli, la reforma la compete más que a ningún vecino. Hasta que no concluya, no podrá reparar el dormitorio, que ahora se defiende del cielo con la única mediación de una lámina húmeda de escayola.
Según Cristóbal Fernández, gerente provincial de la Empresa Pública de Suelo de Andalucía (EPSA), las cubiertas de los edificios que carecen de seguro estarán listas en un mes. Su retirada semeja una secuencia de la llegada del hombre a la luna. Los operarios se afanan en turnos de cuatro horas, con máscaras y trajes especiales para soportar el polvo de amianto, material altamente cancerígeno.
Una vez que concluyan el trabajo, los vecinos podrán reformar sus casas. Los que tienen más recursos y no están situados bajo la cubierta, han iniciado las obras por sí mismos en espera del pago de las administraciones. Fernández insistió en que es una opción a la que pueden adherirse todos, con independencia de su situación económica. "Unicaja está dando créditos y las ayudas del Gobierno saldrán en uno o dos meses", reseña.
Pero los nervios, dada las dimensiones del estropicio, empiezan a astillarse. La Junta dice que el mal tiempo ha impedido adelantar las actuaciones. Paqui Godoy, presidenta de la comunidad de vecinos, dice que, hasta ahora, han estado desinformados. "Estamos todavía a la espera del perito". La normalidad no ha regresado.

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