sábado, 22 de noviembre de 2008

Bosque de árboles o de naves. Marbella (SUR)


Las posturas siguen enfrentadas y el debate, abierto. Industriales y Consistorio apuestan por 'plantar' el polígono en el alcornocal. Ecologistas y Junta se aferran a su valor ecológico

Bosque de naves o de árboles. He aquí la cuestión, que diría Shakespeare. El debate está sobre la mesa, especialmente recrudecido en los últimos días por el cruce de declaraciones. De una parte, la Agrupación de Interés Económico del Polígono Industrial de Marbella, valedora del traslado de las naves de La Ermita al norte de la tercera fase del centro comercial La Cañada que también defiende el Ayuntamiento. De la otra, Ecologistas en Acción, que se aferra al valor natural del alcornocal de La Mina y que la Junta ordenó proteger con su informe de impacto ambiental sobre el Plan General de Ordenación Urbana.
Como telón de fondo: un millar de ejemplares de árboles, mayormente de alcornoques y pinos piñoneros, convertidos en improvisados protagonistas. Tanto que hoy mismo la Agrupación Ecologista Pinsapo organiza una visita a la zona para demostrar 'in situ' la riqueza que, a su juicio, tiene este rincón de bosque mediterráneo.
Sin protección inicial
Al margen de la regularización de las viviendas ilegales y del destino de algunas parcelas que se preveían para uso público, el alcornocal se ha convertido en tema estrella de la tramitación del nuevo planeamiento urbanístico. Si en el documento inicial, diseñado bajo la batuta de la Junta, no se preveía ninguna protección para la zona y se calificaban los terrenos para usos productivos (60 hectáreas) y residencial (40 hectáreas), el mismo Gobierno andaluz vino después con las rebajas, a instancias también de los ecologistas, y ordenó al equipo redactor preservar parte del área como no urbanizable de protección especial.
Eso y la regularización prevista por el equipo de gobierno para la tercera fase de La Cañada, que obliga a llevar más al norte el futuro recinto ferial, acorrala el espacio para el nuevo polígono, que pasaría de unos 600.000 metros cuadrados a 412.000. Mientras, el área residencial desaparecería. La alcaldesa, Ángeles Muñoz, ya está en negociaciones con la Junta para buscar una salida menos traumática, como reducir el área protegida a lo que sea «estrictamente necesario».
Los industriales apuestan por el trasplante a un parque periurbano, de más de 450.000 hectáreas y que podrían diseñar los propios ecologistas, y se remiten a un informe encargado a una consultoría medioambiental. Los ecologistas, por que se quede tal y como está y que, si se trasplanta algo, sea el polígono. A otro lado...

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