miércoles, 18 de noviembre de 2009

Familias recurren al alquiler de sus habitaciones para llegar a fin de mes (Málaga Hoy)

Parados, 'mileuristas', inmigrantes y divorciados con dificultades económicas constituyen el perfil del inquilino · El precio del arrendamiento oscila entre los 250 y los 350 euros en la capital




Cuando las dificultades económicas aprietan, el ingenio se agudiza para sobreponerse. Cada familia tendrá su propia receta para llegar a final de mes, pero cuando no es suficiente, hay incluso que cambiar los hábitos de vida. Los carteles de universitarios que buscan piso para compartir son habituales en el entorno de los campus del Ejido y Teatinos, sobre todo al inicio del curso académico. La demanda ahora se ha disparado y abarca nuevos grupos sociales como los mileuristas, inmigrantes y divorciados. En general personas que no pueden hacer frente en solitario a los gastos de un alquiler, aunque en otros tiempos han vivido en su piso independiente. De ahí, que muchas familias le hayan abierto la puerta al alquiler de las habitaciones que tienen vacías para poder llegar a final de mes o, en el mejor de los casos, poder ganar un dinero extra.

Es el caso de Álvaro Martín, que ofrece un piso en la Alameda de Capuchinos. Dice que hasta el año pasado estuvo alquilado y que ahora ha decidido ofrecer habitaciones de forma individual con derecho a zonas de uso común, en lugar del inmueble entero, para ajustarse a las necesidades que percibe en el mercado. El año pasado lo alquilaba por 730 euros mensuales (sin gastos de agua y luz) y ahora no encuentra inquilino por 590 euros. Las habitaciones las ofrece a 350 euros. Son nuevas estrategias y hábitos de vida que impone la crisis.

En el lado opuesto está Rosi Robanoba, de 53 años y natural de Caracas. Hace cinco años que llegó a la capital de la Costa del Sol para trabajar por horas como ama de casa. Asegura que a su llegada a Málaga se hospedó en el mismo domicilio familiar donde trabajaba. Esta situación se prolongó durante dos años pero, en busca de una independencia mayor, decidió buscar un piso en alquiler. Suma tres años como alquilada y aunque le gustaría vivir sola y tener su propio espacio, como ha llegado a intentar en algunas etapas, necesita de algún compañero para hacer frente al pago de la vivienda.

Esta ciudadana vive en el entorno de Martínez Maldonado y paga 500 euros por un piso de dos habitaciones, más los gastos corrientes. "En total se me van por encima de los 600 euros y no llego sola", afirma Robanoba. En la actualidad comparte piso con otro joven, según explica, pero recuerda las dificultades y problemas vividos con muchos de los compañeros anteriores. "Ya no busco compañeros en anuncios, sólo recomendaciones de alguien de confianza. No me ha ido muy bien anteriormente, uno me robó la cartera en mi propia casa", dice.

Los casos de Alvaro Martín y Rosi Robanoba son extrapolables a la situación que viven muchas familias en Málaga. Según un informe de la Asociación para el Fomento del Alquiler y Acceso a la Vivienda (Arrenta), la situación económica actual ha duplicado el alquiler de habitaciones en pisos compartidos en la provincia malagueña. Hasta hace unos años sólo buscaban pisos los universitarios que se mudaban a otra localidad para estudiar. Ahora también lo hacen numerosos parados, mileuristas, inmigrantes y divorciados con dificultades económicas. Una visita a los portales de anuncios de la Red deja de manifiesto la existencia de numerosas personas que buscan habitaciones para alquilar, una opción más económica que pagar un piso completo, así como familias que se ofrecen a alquilar algunas dependencias de sus propios domicilios para obtener así algún ingreso extra y poder llegar a fin de mes.

"Hemos notado una fuerte oferta por parte de propietarios de pisos que se han quedado sin trabajo y que buscan ingresos con el alquiler de una habitación en su propia vivienda", afirman fuentes de Arrenta. Los técnicos del grupo han detectado un "fuerte incremento" de la oferta de dormitorios en pisos con más de un inquilino, una opción de alojamiento que se ha disparado en los últimos meses y que atribuyen a las dificultades para acceder a una hipoteca, las altas cuotas y el avance del desempleo. Las mismas fuentes apuntan que el precio medio de una habitación alquilada en un piso compartido es de 250 euros y que las personas más interesadas suelen ser estudiantes, inmigrantes, jovenes, mileuristas y separados o divorciados. Los propietarios de las viviendas, por otra parte, suelen ser parejas de menos de 40 años que no tienen hijos o pensionistas. Pese al dato ofrecido por Arrenta, casi la totalidad de anuncios consultados por este periódico superan los 350 euros mensuales, de hecho hay propietarios que prácticamente piden esta cantidad por una habitación en una vivienda compartida.

A pie de calle también prolifera este tipo de anuncios en farolas y tablones de negocios privados. Y es que, como apuntan las inmobiliarias, la venta de inmuebles sigue estancada y los malagueños ven en el alquiler una opción muy valida hasta que la situación financiera remonte pese a que el arrendamiento en Málaga sigue siendo de los menos baratos del país.

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