sábado, 7 de noviembre de 2009

MÁLAGA Juan XXIII prepara la despedida de su puente. (SUR)

El nuevo vial sobre el soterramiento del AVE ya está casi terminado, lo que permitirá derribar el viaducto provisional Ambos accesos convivirán durante varias semanas.

Juan XXIII prepara la despedida de su puente
El soterramiento de las vías deja sin sentido el viaducto de la avenida Juan XXIII, que se demolerá./ MORENO
El puente de Juan XXIII, la infraestructura que durante décadas ha permitido el paso por encima de las vías del tren para cruzar de norte a sur de la zona Oeste de la capital, tiene los días contados. Ya está prácticamente culminada la carretera que sustituirá al viaducto provisional, según ha podido comprobar este periódico, que entrará en servicio en breve. Dispone de dos calzadas, con dos carriles por sentido cada una y mediana de obra, y está situada en el espacio comprendido entre el paso actual y una manzana de viviendas y naves comerciales (a la derecha en sentido Norte).

La puesta en servicio se producirá por fases, según explicaron fuentes del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), entidad dependiente del Ministerio de Fomento que lleva a cabo el proyecto, de manera que durante varias semanas los vehículos podrán cruzar simultáneamente tanto por arriba como por abajo, al objeto, recalcaron, de afectar el mínimo posible al tráfico. Cabe destacar que la avenida es utilizada a diario por casi 47.500 coches, según el Área de Movilidad del Ayuntamiento.

Esta medida es necesaria también por el hecho de que ambos viales -el superior y el inferior- convergen en su extremo más cercano a la avenida de Europa y Héroe de Sostoa, por lo que será necesario demoler parte del puente (los carriles en sentido Norte) para permitir su culminación. Finalmente, se derribará por completo -una actuación que también acometerá Adif- y la circulación quedará sólo en superficie.

Primer paso
La importancia de esta actuación es doble: de una parte, mejorará la seguridad vial en este eje, al conectar en línea recta y en superficie, frente al actual, una estructura provisional que sustituyó al antiguo viaducto (a mediados de 2006) para acometer el soterramiento de las vías del AVE y del Cercanías.

De otra, supone la primera intervención urbana tras la integración del ferrocarril, en un espacio simbólico que en un futuro próximo ocupará el bulevar sobre la antigua cicatriz de las vías férreas, en una de las mayores transformaciones urbanas que vivirá la zona Oeste de la capital.

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