miércoles, 21 de octubre de 2009

Una expropiación impide el arreglo de un edificio en ruina en la calle Álvarez (La Opinión)

Una mujer de 83 y su hijo discapacitado viven alquilados en la casa, que sufre grietas y tiene parte del suelo hundido


Ruina. Encarnación en el pasillo que se hundió.
Ruina. Encarnación en el pasillo que se hundió. G.T.

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA Encarnación Fernández tiene 83 años y vive con su hijo Alberto de 54 años, que está postrado en una cama desde que le tuvieron que cortar una pierna por una enfermedad y tener medio cuerpo paralizado. Sin embargo, su casa tiene de todo menos un ambiente hogareño. Residen como inquilinos, desde hace 35 años, en el número 18 de la calle Álvarez, un edificio en completa ruina y con unas condiciones impropias de una ciudad como Málaga.
Las gruesas grietas y el muro desplazado en la pared maestra de la fachada amenazan con echar abajo el salón. El pasillo se hundió hace unos días y un familiar de Encarnación tuvo que taparlo con un poco de cemento porque salían ratas. Uno de los pilares se encuentra casi sin apoyo y el patio interior junto a la cocina recibe las aguas residuales del piso de arriba. La falta de canalizaciones de desagüe provocan que se acumulen allí, con el consiguiente mal olor y problema de salubridad. Pero quizá lo peor es cómo se encuentra el baño. El techo de escayola se cayó hace algunas semanas y han dejado al aire las vigas de madera afectadas por la humedad y que sostienen el suelo del piso de arriba, por donde se filtra agua.
Toda descripción se queda corta con lo que tiene que vivir esta familia, que lleva varios meses pidiendo una solución a la Gerencia de Urbanismo. El 13 de enero hubo una resolución en la que se exigía a la propietaria del inmueble a que hiciera las reparaciones pertinentes, en el plazo de un mes. Sin embargo, a principios de marzo, Urbanismo se desdecía y advertía que no se podía actuar porque estaba en proceso de expropiación para que la Junta de Andalucía construya VPO.
No obstante, este informe reconocía de forma demoledora lo siguiente: "Se trata de una situación de urgencia que se está prorrogando y cuya situación no puede seguir aplazándose sin el riesgo que supone para la seguridad de las personas". De hecho, el propio Departamento de Conservación de Urbanismo insistía en marzo que "la inactividad pone al inmueble fuera de control del servicio e implica el incumplimiento de la legalidad vigente".
Desde entonces, Encarnación y su hijo aguantan como pueden en una casa que se deshace poco a poco, sin que nadie asuma la responsabilidad ante una posible solución, que sólo puede ser el realojo, ya que el edificio es imposible de rehabilitar. La espera continuará, por lo menos, hasta diciembre, cuando se termine la expropiación del edificio y pase a la Junta de Andalucía, que podrá hacerse cargo del realojo o indemnización de esta familia. Pero el tiempo pasa lento y la ruina avanza rápido.

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